La parte de la escopeta de caza y tiro a la que más atención presta la mayoría de los cazadores es la culata, ya que desde siempre estamos acostumbrados a achacar a ésta nuestros fallos y aciertos en el tiro. En muchas ocasiones oí decir al que fuera durante muchos años mi seleccionador del equipo de Skeet Olímpico, Gaspar Castañón: “la culata es la que mata”.
Sin dejar de reconocer la exageración, hay que admitir que la culata tiene su importancia, pero no conviene cederle todo el protagonismo. Para mí el éxito en el lance está condicionado por un conjunto de factores, entre los que destaco el control mental a la hora de efectuar nuestros disparos en la jornada de caza o en el campo de tiro.
Las medidas ‘ideales’ de una culata
Podríamos decir que la culata idónea para nosotros será aquella que nos aporte dos puntos técnicos diferentes: primero, que quede perfectamente encajada en nuestro pómulo y nuestro hombro, formando un bloque compacto con nuestro cuerpo, a la vez que logre situar nuestro ojo siempre en el mismo sitio con respecto a la solista de nuestra escopeta. Y segundo, que la culata tenga unas medidas y diseño que nos facilite realizar el movimiento de encare con facilidad y comodidad.
Las dimensiones de la culata de nuestra escopeta de caza equivalen a la regulación que hagamos sobre el visor de nuestro rifle de caza: mientras que la colocación de nuestro pómulo sobre la culata para fijar nuestro ojo en la posición correcta sobre la escopeta, equivaldrá a cómo realizamos la colocación del visor sobre el rifle, mediante unas buenas monturas. Hay que tener muy claro que nunca deberemos adaptarnos a la culata variando la forma de realizar el encare, sino adaptar la culata a nuestras medidas después de realizar un encare correcto.
Tomar medidas según cómo tiramos
Antes de comenzar a preocuparnos sobre qué medidas vamos a dar a nuestra futura culata, lo primero es observar cómo es nuestra forma de tirar, para lo que contaremos con la colaboración de un profesional del tiro que analice todo lo que hacemos al realizar nuestro swing de tiro.
Esto se deba a que algunos fallos frecuentes, como por ejemplo dejarnos los tiros bajos, pueden ser en cierta medida solucionados aplicando a la culata unas medidas que, aunque no sean las idóneas para nuestra constitución física, sí que pueden solventar algunos de esos fallos.
Una vez que el profesor de tiro haya tomado buena nota de su forma de tirar, será el momento de utilizar una culata de tiro con culata regulable. Con ella el profesor irá variando las medidas de ésta hasta lograr conseguir las medidas exactas y que mejor se adapten al tirador.
Este trabajo debe ser lento y minucioso, ya que con una culata regulable podremos avanzar y retroceder en las medidas cuanto deseemos, pero cuando las traslademos a una culata fija algunas de las medidas serán casi imposibles de rectificar.
Dos métodos para saber cómo nos queda la escopeta
Un método para conocer cómo nos queda una escopeta es contar con la colaboración de un armero o profesor de tiro, que se colocará frente a nosotros cuando tenemos la escopeta encarada. Desde esta posición podrá apreciar cómo queda nuestro ojo con respecto a la solista de la escopeta.
Después, colocándose en un lateral, comprobará si la longitud de la culata es la idónea, algo que también debe verificar observando cómo encaramos y desencaramos el arma.
El otro sistema es muy sencillo: basta con encarar nosotros mismos el arma con los ojos cerrados, y después abrirlos y ver qué imagen recibimos de la línea de los cañones y, sobre esta imagen, hacer las correcciones adecuadas para que el ojo quede alineado.
Este segundo sistema es muy interesante e incluso complementario al anterior, ya que nos indica cómo realmente ponemos la cara al efectuar nuestros disparos, mientras que si el encare lo hacemos con los ojos abiertos, en cierta forma, mediante el encare, y sin quererlo, nos adaptamos nosotros a la culata.
¿Cómo realizar las mediciones de la culata?
La longitud de la culata es la distancia que existe desde el gatillo hasta el centro de la cantonera. Esta medida es muy importante para varios puntos técnicos del encare, como subir la culata con facilidad a la cara, que la escopeta no nos golpee demasiado en su retroceso o que nuestro ojo quede a la altura correcta. Además, nuestro brazo debe quedar cómodamente colocado con el ángulo aproximado de unos 90º.
Mediante la longitud de la culata debemos conseguir que nuestro pómulo, cuando la escopeta esté encarada, se sitúe en el primer tercio de los tres que miden la longitud total del lomo de ella. La longitud de la culata dependerá tanto de la longitud de los brazos como de la longitud del cuello del tirador.
Además habrá que tener en cuenta si con ese arma vamos a practicar modalidades de tiro encarado previamente (trap o hélices), o modalidades en las que se pide desencarado, (skeet, recorridos de caza o la propia caza). Y por supuesto, probar la medida de la culata con una cantidad de ropa similar a la que llevaremos cuando vayamos a usar nuestro arma.
Para medir la caída de la culata y su altura tomaremos la distancia que hay desde el talón de la escopeta a la línea imaginaria de la solista del arma sobre la culata y, a continuación, midiendo la distancia existente entre la cresta de la culata y la línea imaginaria de la solista sobre ella.
Estas medidas nos indicarán el punto de apoyo sobre el hombro, que dependerá de la longitud del cuello y de la altura de nuestro ojo sobre la solista, la cual a su vez dependerá de la altura de nuestros tiros con respecto al punto que señale nuestro punto de mira.
Por último, mediremos la desviación de la culata en sentido horizontal sobre la solista del arma. A esta desviación de la culata se le denomina ventaja, que puede ser positiva para los diestros (cast off), o negativa para los zurdos (cast in).
La ventaja de nuestra culata sirve para que el tirador, realizando un buen encare, logre que su ojo quede situado perfectamente alineado con la solista; de no ser así, los tiros irían desviados a la derecha o a la izquierda, dependiendo de cómo quede nuestro ojo situado con respecto de la solista del arma. La corrección de la ventaja podemos hacerlo fácilmente encarando la escopeta con los dos ojos cerrados, como hemos explicado antes.
La importancia del trabajo del armero
Todas estas medidas deberán quedar anotadas en una ficha, para que con ellas el armero tenga suficiente información para poder plasmar todas estas medidas en un trozo de buena madera de raíz.
De esta forma, si una vez acabada la culata no es de nuestro gusto, no podremos reprochar al armero que nuestra escopeta nos queda mal o que no es lo que le hemos pedido, ya que nuestras medidas estarán reflejadas en la ficha, al igual que si nos queda mal y no mantiene la información facilitada, será el armero el encargado de rectificar su trabajo.
Respecto al trabajo del armero, se trata de una labor que se debe realizar con esmero y paciencia, para lo que conviene dejarle trabajar sin agobios y no meterle prisa. Es importante resaltar al armero nuestro deseo de que la culata vaya siempre acompañada de una cantonera que nos ofrezca una buena amortiguación del retroceso y que a la vez nos permita realizar el encare sin incómodos enganchones en nuestra ropa.
(Texto y fotos: Gonzalo Gómez Escudero)
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