martes, 28 de septiembre de 2010
Las escopetas de caza y tiro: tomando las medidas a la culata
La parte de la escopeta de caza y tiro a la que más atención presta la mayoría de los cazadores es la culata, ya que desde siempre estamos acostumbrados a achacar a ésta nuestros fallos y aciertos en el tiro. En muchas ocasiones oí decir al que fuera durante muchos años mi seleccionador del equipo de Skeet Olímpico, Gaspar Castañón: “la culata es la que mata”.
Sin dejar de reconocer la exageración, hay que admitir que la culata tiene su importancia, pero no conviene cederle todo el protagonismo. Para mí el éxito en el lance está condicionado por un conjunto de factores, entre los que destaco el control mental a la hora de efectuar nuestros disparos en la jornada de caza o en el campo de tiro.
Las medidas ‘ideales’ de una culata
Podríamos decir que la culata idónea para nosotros será aquella que nos aporte dos puntos técnicos diferentes: primero, que quede perfectamente encajada en nuestro pómulo y nuestro hombro, formando un bloque compacto con nuestro cuerpo, a la vez que logre situar nuestro ojo siempre en el mismo sitio con respecto a la solista de nuestra escopeta. Y segundo, que la culata tenga unas medidas y diseño que nos facilite realizar el movimiento de encare con facilidad y comodidad.
Las dimensiones de la culata de nuestra escopeta de caza equivalen a la regulación que hagamos sobre el visor de nuestro rifle de caza: mientras que la colocación de nuestro pómulo sobre la culata para fijar nuestro ojo en la posición correcta sobre la escopeta, equivaldrá a cómo realizamos la colocación del visor sobre el rifle, mediante unas buenas monturas. Hay que tener muy claro que nunca deberemos adaptarnos a la culata variando la forma de realizar el encare, sino adaptar la culata a nuestras medidas después de realizar un encare correcto.
Tomar medidas según cómo tiramos
Antes de comenzar a preocuparnos sobre qué medidas vamos a dar a nuestra futura culata, lo primero es observar cómo es nuestra forma de tirar, para lo que contaremos con la colaboración de un profesional del tiro que analice todo lo que hacemos al realizar nuestro swing de tiro.
Esto se deba a que algunos fallos frecuentes, como por ejemplo dejarnos los tiros bajos, pueden ser en cierta medida solucionados aplicando a la culata unas medidas que, aunque no sean las idóneas para nuestra constitución física, sí que pueden solventar algunos de esos fallos.
Una vez que el profesor de tiro haya tomado buena nota de su forma de tirar, será el momento de utilizar una culata de tiro con culata regulable. Con ella el profesor irá variando las medidas de ésta hasta lograr conseguir las medidas exactas y que mejor se adapten al tirador.
Este trabajo debe ser lento y minucioso, ya que con una culata regulable podremos avanzar y retroceder en las medidas cuanto deseemos, pero cuando las traslademos a una culata fija algunas de las medidas serán casi imposibles de rectificar.
Dos métodos para saber cómo nos queda la escopeta
Un método para conocer cómo nos queda una escopeta es contar con la colaboración de un armero o profesor de tiro, que se colocará frente a nosotros cuando tenemos la escopeta encarada. Desde esta posición podrá apreciar cómo queda nuestro ojo con respecto a la solista de la escopeta.
Después, colocándose en un lateral, comprobará si la longitud de la culata es la idónea, algo que también debe verificar observando cómo encaramos y desencaramos el arma.
El otro sistema es muy sencillo: basta con encarar nosotros mismos el arma con los ojos cerrados, y después abrirlos y ver qué imagen recibimos de la línea de los cañones y, sobre esta imagen, hacer las correcciones adecuadas para que el ojo quede alineado.
Este segundo sistema es muy interesante e incluso complementario al anterior, ya que nos indica cómo realmente ponemos la cara al efectuar nuestros disparos, mientras que si el encare lo hacemos con los ojos abiertos, en cierta forma, mediante el encare, y sin quererlo, nos adaptamos nosotros a la culata.
¿Cómo realizar las mediciones de la culata?
La longitud de la culata es la distancia que existe desde el gatillo hasta el centro de la cantonera. Esta medida es muy importante para varios puntos técnicos del encare, como subir la culata con facilidad a la cara, que la escopeta no nos golpee demasiado en su retroceso o que nuestro ojo quede a la altura correcta. Además, nuestro brazo debe quedar cómodamente colocado con el ángulo aproximado de unos 90º.
Mediante la longitud de la culata debemos conseguir que nuestro pómulo, cuando la escopeta esté encarada, se sitúe en el primer tercio de los tres que miden la longitud total del lomo de ella. La longitud de la culata dependerá tanto de la longitud de los brazos como de la longitud del cuello del tirador.
Además habrá que tener en cuenta si con ese arma vamos a practicar modalidades de tiro encarado previamente (trap o hélices), o modalidades en las que se pide desencarado, (skeet, recorridos de caza o la propia caza). Y por supuesto, probar la medida de la culata con una cantidad de ropa similar a la que llevaremos cuando vayamos a usar nuestro arma.
Para medir la caída de la culata y su altura tomaremos la distancia que hay desde el talón de la escopeta a la línea imaginaria de la solista del arma sobre la culata y, a continuación, midiendo la distancia existente entre la cresta de la culata y la línea imaginaria de la solista sobre ella.
Estas medidas nos indicarán el punto de apoyo sobre el hombro, que dependerá de la longitud del cuello y de la altura de nuestro ojo sobre la solista, la cual a su vez dependerá de la altura de nuestros tiros con respecto al punto que señale nuestro punto de mira.
Por último, mediremos la desviación de la culata en sentido horizontal sobre la solista del arma. A esta desviación de la culata se le denomina ventaja, que puede ser positiva para los diestros (cast off), o negativa para los zurdos (cast in).
La ventaja de nuestra culata sirve para que el tirador, realizando un buen encare, logre que su ojo quede situado perfectamente alineado con la solista; de no ser así, los tiros irían desviados a la derecha o a la izquierda, dependiendo de cómo quede nuestro ojo situado con respecto de la solista del arma. La corrección de la ventaja podemos hacerlo fácilmente encarando la escopeta con los dos ojos cerrados, como hemos explicado antes.
La importancia del trabajo del armero
Todas estas medidas deberán quedar anotadas en una ficha, para que con ellas el armero tenga suficiente información para poder plasmar todas estas medidas en un trozo de buena madera de raíz.
De esta forma, si una vez acabada la culata no es de nuestro gusto, no podremos reprochar al armero que nuestra escopeta nos queda mal o que no es lo que le hemos pedido, ya que nuestras medidas estarán reflejadas en la ficha, al igual que si nos queda mal y no mantiene la información facilitada, será el armero el encargado de rectificar su trabajo.
Respecto al trabajo del armero, se trata de una labor que se debe realizar con esmero y paciencia, para lo que conviene dejarle trabajar sin agobios y no meterle prisa. Es importante resaltar al armero nuestro deseo de que la culata vaya siempre acompañada de una cantonera que nos ofrezca una buena amortiguación del retroceso y que a la vez nos permita realizar el encare sin incómodos enganchones en nuestra ropa.
(Texto y fotos: Gonzalo Gómez Escudero)
sábado, 25 de septiembre de 2010
jueves, 23 de septiembre de 2010
LA PERDIZ ROJA
La perdiz roja con perro de muestra es, tal vez, la más deportiva dentro de la caza menor. Esta caza cuenta con apasionados adeptos; es por excelencia la caza al salto. Se practica a menudo en bonitos y dificiles cazaderos, que la perdiz sabe utilizar de maravilla para escapar del cazador.
Los terrenos difíciles y montañosos donde se refugia exigen ciertas cualidades de cazador deportivo que requiere una adecuada preparación física y la ayuda de un perro de caza de cualidades.
Es dificil alcanzar a este atento y rápido pájaro, que peona con velocidad en monte cerrado, y salta de ladera a ladera en una vaguada con una potencia inusitada. Y una vez posada corre bajo el sotobosque sin que luego, el cazador, tras fatigosa caminata por monte cerrado, en pos de las pistas que le muestra su perro, debe llegar a tiempo para que su can compañero le levante la pieza a tiro.
miércoles, 22 de septiembre de 2010
jueves, 16 de septiembre de 2010
jueves, 9 de septiembre de 2010
LA TORTOLA COMÚN
La tórtola comun, con un peso medio de 150 g. es la más pequeña de las colúmbidas europeas. Fina y estilizada, su pecho está tintado de matices vonosos característicos. El cuello de los adultos está marcado por barras blancas y negras, de las que carecen los ejemplares jóvenes. Las alas son rojizas con manchas negras. La cola, de plumas bien superpuestas, es oscura bordeada de blanco y el sobre de la cabeza esa tórtola prefiere las zonas de bosques, limitados por cultivos en los que encuentra su alimento; también es posible verla en grandes parques de zonas urbanas. En las regiones meridionales frecuenta los pinares, monte bajo y landas incultas.
HÁBITAT:
La tórtola prefiere las zonas de bosques, limitados por cultivos en los que encuentra su alimento; también es posible verla en grandes parques de zonas urbanas. En las regiones meridionales frecuenta los pinares, monte bajo y landas incultas.
Regimen alimentario.
Casi exclusivamente vegetal, se compone de numerosos granos y frutos silvestres, pero, en ocasiones, la tórtola tamnién consume algunos invertebrados, moluscos o insectos.
Áreas de la tórtola.
Inverna en Senegal, Túnez y Etiopía. Se reproduce desde el Átlántico hasta Siria y la Siberia occidental. También se han observado zonas regulares de anidada en Gran Bretaña, y está presente en toda la Península Ibérica, Córcega, Cerdeña, Italia y Grecia. gris.
CAZA:
La historia de la presencia de la tórtla en España es la de una extraordinaria expansión que empezó en la India, hogar inicial de la especie, que después se instalón en los Balcanes, tras haberse expandido por Asia Menor. Esta ave, sagrada para los turcos, fue exterminada por los griegos durante la retirada de las tropas otomanas, por considerarla el símbolo de un yugo infamante.
La tórtola se expandió por Europa a principios de siglo, empezando su presencia en Hungria y, a continuación, en Polonia, Italia y Alemania, Holanda, Francia, Escandinavia, Inglaterra, España y Cerdeña.
Actualmente abunda, gracias, entre otras cosas, a su formidable capacidad de adaptación a los medios civilizados. A veces se la confunde con la paloma bravía, si bien es de inferior tamaño. Esta revistida de un plumaje beige claro, con el cuello marcado por un semicollar negro.
Su canto, monótono, de tres notas, es característico del macho delimitando su territorio. La tórtola hembra hace dos puestas al año, de 1 o 2 huevos que incuba durante unos 14 días. Los polluelos empiezan a volar a las tres semanas.
LA CAZA.
Se pueden encontrar algunas tórtolas retardadas, al principio de la estación bordenado los bosques que lindan con sembrados o rastrojos. Sin embargo son raros los pájaros que se dejan sorprender a distancia de tiro.
En cuanto remonta el vuelo, desde el suelo o un árbol, la tórtola efectúa rápidos virajes que hacen su marcha desconcertante. En las regiones en donde pasa el invierno (Marruecos) la cazan por la tarde a la espera, en los abrevaderos, y durante el día en puestos fijos cuando se desplaza de los rastrojos o sembrados a su lugar de reposo. Igualmente puede ser cazada en ojeo, con batidores, por el interior de los bosques donde se refugia en plena jornada.
La tórtola es un pájaro vulnerable, al que se puede tirar con plomos de los números 8 o 9.
jueves, 2 de septiembre de 2010
miércoles, 1 de septiembre de 2010
Precauciones que debemos tener cazando en verano
Tanto la caza de conejos en descaste como la caza de codornices, tórtolas y torcaces en media veda conllevan una serie de riesgos derivados del intenso calor de julio y agosto. La clave, como siempre, reside en el sentido común y en saber dosificar nuestro esfuerzo y, en el caso de la codorniz, el de nuestro perro; así como seguir una serie de pautas de actuación que enunciamos a continuación.
Cuidado con el golpe de calor
Los golpes de calor son un verdadero peligro para quien sale al campo en estos meses veraniegos. Todos los veranos, y especialmente bajo el sofocante calor de agosto, el golpe de calor acecha a cazadores poco prevenidos y también a muchos buenos perros de caza.
Sobrepasar los límites normales -cazar hasta que el calor comienza a apretar, llevar agua, parar de vez en cuando en alguna sombra, refrescar a nuestro perro varias veces en la jornada, etc.- puede provocar desde un dolor de cabeza de campeonato hasta un desvanecimiento por soportar altas temperaturas. Y es que el calor, unido a la deshidratación, nos puede hacer pasar una jornada verdaderamente peligrosa.
Hidratarse continuamente, fundamental
Para evitar los temidos golpes de calor mencionados, debemos llevar siempre agua con nosotros, bebiendo a cada rato y refrescándonos el cuello y la base de la nuca para refrescar cuerpo y mente. También es recomendable, como hemos dicho en anteriores ocasiones, cazar con gorra o sombrero, llevar ropa fresca y poco peso encima y utilizar protector solar.
Volviendo a la hidratación, este apartado es enormemente importante para nuestros perros de caza, ya que desarrollan un enorme trabajo de esfuerzo en muy duras condiciones, van cerca del suelo y perciben continuamente el calor que éste desprende, sus patas sufren mucho con el suelo duro y caliente, están mucho tiempo al sol, y reciben una gran cantidad de polvo en suspensión mientras van rastreando por bajo o alto, debiendo incrementar mucho sus respiración para refrescarse un poco.
Buscar zonas más frescas y descansar a cada rato
Si queremos cazar toda la mañana o varias horas continuadas en zonas duras y resecas en días de mucho calor, resulta imprescindible acercarnos a puntos con sistemas de riego, fuentes, abrevaderos u otros lugares donde dejar descansar y refrescarse a nuestros perros varias veces en la jornada; notaremos cómo cazan mejor, rinden más, y sobre todo, están más seguros.
Si no hay zonas así, no tendremos más remedio que llevar varias garrafas de agua en el coche y acudir a él para refrescar a los perros. Además de darles de beber con frecuencia, hay que mojarles la cabeza y el tronco, que se refresquen bien.
Alerta con insectos, culebras y víboras
Otros riesgos propios de la caza en esta época del año son, por ejemplo, las tabarreras, realmente peligrosas para cazadores y perros, pues no las solemos ver, y al pasar junto a un cardo notamos cómo hay pegado un enjambre de avispas que sin pensarlo ni un segundo salen a defenderse.
Si escuchamos a nuestro perro chillar y revolcarse o correr, atentos, porque puede haberle sido atacado por las avispas; en este caso debemos alejarnos del lugar y examinar a nuestro can, pues muchos perros ante varias picaduras sufren inflamaciones de cuidado. Para rebajarlas lo más rápido es hacer barro con la tierra del suelo y aplicar la pasta en los bultos donde le han picado.
En las brozas de las linderas y en los perdidos podemos tener la mala suerte de tropezarnos con culebras o vívoras, y este tema es más serio. Si nuestro perro chilla y acude a nosotros cojeando o asustado, nervioso, jadeando a mucho ritmo, puede haberle mordido una culebra o, lo que es peor una víbora. Hay quien distingue una picadura de otra y si comprueba que es de culebra sigue cazando tan tranquilo, pero estas mordeduras, además de posiblemente venenosas en mayor o menor grado, son muy peligrosas.
Así, debemos llevarnos al perro cuanto antes a un veterinario, quien podrá aplicar el tratamiento adecuado según sus sospechas y examinar con detenimiento la picadura; más de una vez el perro lleva dentro un colmillo de la víbora, que deberá extraerse.
¿Qué podemos hacer ante esto? En jornadas en las que sabemos que vamos a estar repasando linderas y manchas de brozas o bordes de arroyos, no está de más cazar con polainas. También, cuando nos vayamos a sentar a descansar en alguna sombra –algo obligado tanto para nosotros como para nuestro auxiliar canino- debemos mirar bien el entorno, especialmente si son piedras.
Igual precaución debemos llevar antes de dejar que nuestro perro entre a una charca o bebedero a refrescarse, repasando bien antes los bordes de estos puntos de agua, pues con las altas temperaturas muchos “bichos” buscan el frescor de las fuentes y charcas en verano.
(Texto: Miguel F. Soler. Fotos: Alberto Aníbal-Álvarez)